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Disminuye tu riesgo de desarrollar cáncer de mama.

Como la mayoría de los cánceres, el de mama tiene un origen multifactorial, eso significa que se relaciona con varios factores de riesgo que juntos interactúan para ocasionar el crecimiento anormal de las células cancerosas.

El cáncer de mama se ha estudiado mucho, de tal manera que se tienen identificados los factores que nos ayudan a prevenir el cáncer y aquellos que aumentan la probabilidad de desarrollarlo.

Actualmente no hay una manera efectiva para prevenir el cáncer de mama, pero si se puede disminuir el riesgo.

Para saber más lee esta guía

También puedes visitar la siguiente entrada.

Factores Protectores y de Riesgo para el Cáncer de Mama

Vive bien, vive mejor con hábitos saludables.

Olga G Martínez Montañez

Ansiedad, cuando la vida es agobio.

Todas las emociones tienen un propósito y la ansiedad no es la excepción, es parte del sistema de alarma que se activa cuando nos sentimos amenazados o en peligro y se acompaña de cambios en el cuerpo que nos preparan para luchar o para huir: el corazón y la respiración se aceleran, hay tensión muscular, sudoración, las manos y piernas tiemblan, y podemos sentirnos fuertes o como gelatina, ante el aumento de adrenalina y de otras sustancias químicas.

La ansiedad es una respuesta normal que puede ser leve o muy intensa, es inmediata e instintiva, ya después nuestra parte racional procesa la situación y decide si la amenaza es real o una falsa alarma. Para la mayoría de las personas, las situaciones nuevas o desconocidas producen ansiedad; un examen nos pone nerviosos si podemos reprobar, hablar en público si nos expone a una vergüenza, caminar por una calle oscura es amenazante si existe la amenaza de un asalto, es normal sentir aprensión.

En dosis pequeñas la ansiedad nos ayuda a concentrarnos, estar alerta y a prepararnos para nuevas situaciones. Sin embargo, si la ansiedad es muy fuerte podemos sentirnos abrumados o torpes, y en situaciones extremas paralizados.

¿Qué es un trastorno de ansiedad?

Cuando sufrimos ansiedad con mucha frecuencia e intensidad, de manera que el nerviosismo es desproporcionado a la situación e interfiere con la vida diaria y la felicidad, estamos ante un trastorno de ansiedad.

Los trastornos de ansiedad son muy frecuentes, hasta una de cada cuatro personas llega a padecerlo alguna vez en su vida, afecta a cualquier edad y puede presentarse de manera repentina o gradual, es decir, aumentar poco a poco. Muchas veces la ansiedad se presenta sin que la persona sepa qué la causa. Los trastornos más comunes son:

  • Ansiedad generalizada. Es una preocupación exagerada en la que se piensa que siempre ocurrirá lo peor (escuela, trabajo, salud, seguridad de los familiares, el futuro), la vida es agobiante y se acompaña de síntomas físicos como dolor en el pecho, de cabeza, de estómago, vómitos, tensión muscular y cansancio. Es un factor de riesgo para muchas enfermedades.
  • Trastorno obsesivo compulsivo. La ansiedad toma la forma de obsesiones y compulsiones para tratar de aliviarla.
  • Fobias. Son miedos intensos a situaciones especiales o cosas que realmente no son peligrosas. Las fobias hacen que las personas eviten lo que les causa miedo
  • Crisis de angustia. Pueden ocurrir sin una razón aparente y se acompañan de palpitaciones, mareo, sensación de ahogo o entumecimientos
  • Trastorno de estrés postraumático. Es consecuencia de una experiencia del pasado traumática o aterradora, se puede acompañar del recuerdo frecuente de la experiencia con pesadillas y temor constante

¿Qué causa los trastornos de ansiedad?

Se cree que el origen es multifactorial y en el influyen: genética, bioquímica del cerebro, circunstancias estresantes de la vida o comportamiento aprendido

Por ejemplo, criarse en una familia donde otros están ansiosos, enseña a un niño a ver el mundo como un lugar amenazante. Crecer o vivir en un ambiente peligroso, con violencia familiar o comunitaria, también predispone a la ansiedad crónica.

La buena noticia es que la ansiedad se puede tratar, es importante no sufrirla solo, aprender técnicas de relajación (yoga, meditación, tai chi), dormir bien, evitar el alcohol en exceso, el tabaco y otras drogas, así como alimentarse sanamente y practicar ejercicio de manera regular.

Y por supuesto, acudir con el médico o psicoterapeuta, porque puede ser necesario apoyar con medicamentos y terapia.

Cuida tu salud

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El pie diabético II

Todas las complicaciones de la diabetes mal controlada son crueles y el pie diabético no es la excepción, se desarrolla de 10 a 20 años después de que se inicia la enfermedad, es más frecuente en los pacientes que no tienen un buen control de los niveles de azúcar y de acuerdo con las estadísticas, 25 de cada 100 personas con diabetes mellitus tipo 2 tendrá una úlcera en los pies, la mitad se infectará y dos van a necesitar que se les realice una amputación.

En la diabetes, con el paso de los años, los nervios van reduciendo su sensibilidad y las arterias su calibre, estos daños a nivel de los pies favorecen la muerte del tejido y pueden causar una úlcera, su infección y en el peor de los casos, gangrena y la amputación.

Se estima que en México, cada 18 minutos una persona pierde una extremidad por diabetes. Por eso es muy importante tener los siguientes cuidados:

  • Revisa tus pies todos los días para asegurarte de que no tienes heridas, enrojecimiento, ampollas, problemas de las uñas o estén hinchados. Usa un espejo con aumento o pide ayuda a otra persona para revisar las plantas. Este punto es muy importante ya que por la pérdida de la sensibilidad es posible que no sientas una piedra o clavo del zapato que lastime y hiera tu pie.
  • Lava tus pies todos los días con agua tibia (nunca caliente) y una esponja suave, al secarlos hazlo con suavidad. Es decir, no seas brusco ni rudo, trata tus pies con ternura.
  • Usa crema hidratante o aceite de almendras para evitar la piel seca y la comezón por encima y por debajo de los pies, ten cuidado de no aplicarla entre los dedos para evitar infecciones por hongos.
  • Cada semana, corta las uñas de los pies en forma recta y sin recortar demasiado las esquinas para evitar que se entierren. Si se te entierra una uña ve con el médico o un podólogo.
  • Usa calcetines que no tengan elásticos apretados o costuras muy gruesas que lastimen.
  • Nunca camines descalzo/a, siempre usa zapatos o pantuflas, ten cuidado de no cortar o golpear tus pies.
  • Elije zapatos adecuados que no queden apretados ni muy flojos.

Control de la diabetes

  • Desde el diagnóstico, sigue las indicaciones de tu médico/a, en especial la dieta, el tratamiento con medicamentos y las recomendaciones de actividad física.
  • Asiste a todas tus consultas.
  • Pide a tu médico que te enseñe cómo revisar tus pies.
  • Ante cualquier molestia, por ejemplo falta de sensibilidad, enrojecimiento, ampollas o cualquier tipo de herida, acude a tu clínica. Si un pie o dedo se pone azul, muy rojo o negro debe tratarse como una urgencia.

Si tienes alguna herida, no te confíes, no uses remedios ni nada que no esté aprobado por tu médico, puede ser la diferencia entre que pierdas o no el pie.

Una vez más, por tus pies y por tu calidad de vida, si fumas deja el cigarro, fumar disminuye la circulación de la sangre y los niveles de oxígeno, hace que las heridas sanen más lentamente, aumenta la presión arterial y la formación de coágulos. En el pie diabético, fumar acelera la desnutrición y muerte de los tejidos, dicho de otra manera, fumar es dar pasos acelerados hacia la amputación.

Conserva los pies sobre la tierra, cuida tu salud.

Imágenes

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El pie diabético I

El sistema circulatorio es como las vialidades de una gran ciudad, para que funcione bien necesita tener buenos pavimentos, tener bien sincronizados sus semáforos y no estar llena de basura, baches, escombros, puestos o cualquier otro obstáculo que impida el paso de la circulación.

En un día normal, el corazón hace que alrededor de 7.5 litros de sangre viajen a través de 96.5 kilómetros de arterias, venas y capilares para nutrir y oxigenar todo el cuerpo. La edad y ciertas afecciones, principalmente la diabetes, la hipertensión y el colesterol elevado, dañan el sistema circulatorio y promueven la ateroesclerosis.

En el caso de la diabetes, el exceso de azúcar en la sangre irrita las paredes del sistema circulatorio y nervioso.

Dos factores muy importantes para padecer diabetes son la falta de ejercicio y una mala alimentación. Si consumes alimentos ricos en azúcar como los refrescos, el azúcar se absorbe rápido y llega a la sangre, para utilizar el azúcar el cuerpo descarga grandes cantidades de insulina, al final el azúcar que no se gasta se convierte en grasa y la acumulación de grasa en sobrepeso u obesidad. Pero no es todo, también habrá alteraciones del metabolismo que llevan a la diabetes mellitus y al daño de las arterias.

Casi la mitad de todas las personas con diabetes van a desarrollar daño neurológico 10 o 20 años después de su diagnóstico, hasta siete de cada 10 van a presentar alteraciones en los pies, de las cuales dos serán úlceras. Más de la mitad de las ulceras se infectan y una de cada cinco requerirá amputación.

¿Qué es el pie diabético?

Es una ulceración, infección o destrucción de los tejidos del pie debido a la falta de circulación de la sangre que se complica por la perdida de la sensibilidad de los nervios.

La historia del pie diabético comienza con la agresión que el exceso de azúcar causa sobre las arterias y los nervios hasta dañarlos; con el paso de los años, los nervios van reduciendo su sensibilidad y las arterias su calibre hasta que un día se tapan y el tejido muere. Uno de los factores que más empeora esta circunstancia es el tabaco.

Los daños del pie diabético pueden ser:

  • Piel seca. Sucede cuando los nervios en las piernas y los pies no reciben el mensaje de mantener la piel húmeda y suave. El problema con la piel seca es que se parte más fácilmente y deja que entren microbios que causan infecciones.
  • Llagas o úlceras. Son más comunes en las planta del pie o de los pulgares, los talones y sobre las prominencias óseas. Cuando son a los lados lo más probable es que los zapatos no queden bien. Una úlcera se puede infectar.
  • Abscesos. Cuando hay una infección y al mismo tiempo hay problemas de circulación, se forman abscesos en los tejidos profundos.
  • Gangrena. Es la muerte de los tejidos del pie que toman una coloración azul o negra, requiere evaluación y tratamiento urgentes para quitar el tejido muerto a través de una amputación.

Todos los pacientes con diabetes deben saber revisar sus pies y tener cuidados para evitar el pie diabético y las amputaciones.

Muy buena semana.

Imágenes

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El azúcar mata
El azúcar mata